Aunque pareciera que estuviésemos solos en medio de la incertidumbre, Dios estaba siempre ahí. Dios habla, consuela y forma cuidadosamente, incluso en medio del dolor!
“Entonces tú, mi Dios, tratándome con mano suavísima y llena de misericordia, fuiste modelando poco a poco mi corazón”. San Agustín